
Es fácil pensar que quienes se suicidan por causa del trabajo son personas débiles o que arrastran problemas externos al propio entorno laboral (familiares, económicos, etc.).
Este libro nos muestra, sin embargo, que el trabajo puede y es en muchas ocasiones causa directa y exclusiva del acto de suicidio. Las empresas tienden a cerrar los ojos y a culpar e individualizar a quien se ha suicidado (o lo ha intentado), ocultando que en muchas ocasiones es la propia organización, la responsable inmediata de comportamientos que, como en el caso del suicidio, adoptan su forma más dramática.